Parecía ayer cuando entramos en el 2010, los buenos deseos, promesas e ilusiones. Y, visto y no visto, como el destello al encender una cerilla, volvemos al día de fin de año.
Como una tradición, cada uno publica sus propósitos de año nuevo "Dejaré de fumar", "Aprenderé inglés", "Me apuntaré al gimnasio", "Seré menos gilipollas"... bueno, el último de todos no suele ser dicho en público, no obstante, más de uno lo piensa, seguro.
Un año de viajes (Copenhague, Tallin, Lübeck, Estocolmo, San Petersburgo, Estambul) y de ilusiones, algunas frustradas y otras... en camino de frustrarse, el tiempo me dará la razón irremisiblemente.
Esperemos que el 2011 sople favorablemente y todas nuestros deseos lleguen a buen puerto (o al menos lleguen a algún puerto, que no es poco).
Feliz 2011 familiares y amigos