domingo, 27 de noviembre de 2011

Marina

Despertar es una tormenta,
sin percibir la dulzura,
de la dama de esbelta figura,
cuya ausencia destruye mi osamenta.

Nada más embriagador que su esencia,
hace latir mi corazón,
enloquecer esta razón,
desear a mi vera su presencia.

De nívea y amarfilada piel,
alternando con la azabache veta,
mirada que mi esencia espeta,
besos que hacen del desierto un vergel.

Suave cual flor,
belleza más allá de toda razón,
rodeada de aura divina.

Así es mi amor,
siempre suyo será mi corazón,
su nombre es Marina.

1 comentario: