martes, 6 de septiembre de 2011

¿Y tú dónde estabas hace 10 años?


Zona Cero


Cuando el que escribe revisa la historia del ser humano, por predilección sin duda, suelo acabar en el medievo. Una época oscura, en la que resalta, como no, las cruzadas. Estamos hartos de ver en películas una lucha por religión e ideales, en la que los cristianos asaltaban limpiamente los enclaves de Tierra Santa, no obstante la realidad dista bastante de esta historia edulcorada. El propio Godofredo de Bonillón afirmaba que "ríos de sangre" cruzaban las estrechas callejuelas de La Ciudad Tres Veces Santa. Ciudadanos inocentes masacrados, mujeres violadas, tesoros expoliados, una tónica que divisó desde su bella e incomparable majestuosidad la propia Santa Sofía, en una de las mayores atrocidades cometidas en la historia del ser humano, el asedio de Bizancio.

No obstante el génesis de las cruzadas no fue precisamente la religión, el vil metal, puestos comerciales estratégicos y la ambición llevaron a una catástrofe humana sin parangón previamente. Aunque, por supuesto, ¿quién se atreve a negar la épica de Ricardo Corazón de León y de San Luís?.

El ser humano, errante en su naturaleza, ha tropezado mil veces con la misma piedra, no queda más que preguntarse si realmente somos "la obra más perfecta de Dios" como algunos juran.

Hace 10 años, un atentado terrorista gestado en el, hasta entonces, despreciado Tercer Mundo dio un golpe en el punto de flotación del imperio capitalista predominante, los Estados Unidos de América. Sangre derramada, olor a carne en brasas y cenizas que aún son recordadas por los que, desgraciadamente, vivieron en primera, segunda o tercera persona aquel momento.

Sólo un magnicido, el de JFK, fue un toque de atención comparable para la sociedad norteamericana. Poco después, se desató la locura, un presidente incapaz, guiado por la mecánica militar más avanzada que el hombre ha conocido (que no al revés, no nos engañemos) y respaldado, muy a mi pesar, por el resto de países civilizados, llevó a cabo una nueva cruzada, ¿contra quién? contra los terroristas árabes.

Otra vez, el interés económico volvía a mover la espada cercenadora de vida del justiciero, pues el petróleo, junto a la empresa armamentística ha sido la gran beneficiaria de esta atrocidad. Era demasiado obvio que el aparato de propaganda occidental, en un movimiento que podría palidecer al mismísimo Goebbels, disfrazó de vendetta este derramamiento de sangre y, como no se podía esperar, funcionó a las mil perfecciones.

Las fuerzas del bien y el orden entraron en Oriente Medio a sangre y fuego, disparando por igual a la población, ejecutando en juicios sumarísimos a los culpables del atentado y, cómo no, instaurando a testaferros fieles a las barras y estrellas en sus gobiernos.

No obstante... ¿quién es el culpable del atentado? Bien, como escribía John Carlin en el artículo de opinión de El País el día 4 de este mismo mes, gran parte del entuerto fue favorecido por la inoperancia entre los servicios de información y el FBI norteamericano, de forma que, junto a un grupo de homicidas radicales cuya mera mención revuelve mis entrañas, la ineptitud del todopoderoso país preponderante fue uno de los principales culpables de dicho ataque aberrante.

Y bien, 10 años después, Estados Unidos tiene su vendetta, la cual ha costado:
  1. Pérdida incontable de víctimas civiles
  2. Apogeo de la industria armamentística sólo comparable con Vietnam
  3. Violación repetida del Acta de Derechos Humanos (Guantánamo, Juicio Sumarísimo a los responsables del atentado)
  4. Odio hacia el Islamismo en general en el mundo occidental
Bien, ¿dónde estaba la Justicia hace 10 años? De Vacaciones, tal y como lo ha estado durante el decenio siguiente.

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